El dinamismo que caracteriza al sector asegurador explica su solvencia pese a la pandemia
La paralización económica que estamos viviendo afecta a todas las esferas y ámbitos que podamos imaginar y, por ende, también al sistema financiero en general y al sector asegurador en particular. Es difícil encontrar sectores o ámbitos que no estén afectados por los seguros y es también evidente que al haberse puesto en pausa muchos de estos sectores hayan tenido un impacto significativo en los ingresos de las entidades aseguradoras.
Por Alejandro Gómez Haro, Inspector de Seguros del Estado y profesor del CEF.-
Hay que aclarar que el grado de impacto es muy diferente en función del ramo del que estemos hablando. Por poner un ejemplo, los seguros de vida, sin entrar en cifras, habrán recogido mayor impacto que los seguros de no vida, donde por ejemplo el ramo de salud incluso se ha beneficiado en términos de facturación de las consecuencias de la pandemia.
Los ingresos principalmente se están reduciendo por la vía del nuevo negocio, considerando el menor ingreso proveniente de las bajadas de primas y por la falta de renovación o emisión de nuevas pólizas y también por una mayor siniestralidad que algunos de los ramos han sufrido.
Por otra parte, la subida del 6% al 8% del IPS supone un obstáculo real en la comercialización de los seguros en España que no estén sujetos a las exenciones por este tributo. Estamos hablando de una subida del 25% en términos relativos que habrá que ver hasta qué punto mejora la recaudación o puede ir en detrimento de la nueva contratación. Es pronto para hacer estimaciones.
Si me preguntan si el sector va a depender de la eficacia de la vacunación, creo que sería demasiado alarmista vincular la eficacia a corto plazo de la vacunación con el devenir de un sector con un histórico intachable que ha sabido reaccionar a cualquier situación, por complicada que fuera, que se le ha presentado.
El sentido común dicta que cuanto más tiempo estemos bajo el castigo de la COVID más importantes serán sus consecuencias y más pendiente tendrá el ansiado regreso a la normalidad, pero no olvidemos que el sector asegurador ha mantenido una posición de solvencia holgada en un contexto como el actual y que tiene un marco regulatorio que precisamente orienta dicha posición al riesgo que cada entidad asume en el medio y en el largo plazo. Es por tanto importante tomar conciencia de que estamos ante un sector especialmente prudente que siempre ha hecho sus deberes con antelación.
En cualquier caso, está claro que los retos son importantes y que se han juntado varios factores que afectarán en mayor o menor medida, desde los daños causados por la Filomena en enero, la pandemia o el aumento de los IPS. Sin embargo, no creo que se haya de centrar el debate en los incentivos fiscales. Es obvio que su eliminación tendrá impacto, pero también me parece necesario que no sea el único aliciente o el aliciente esencial que tenga el partícipe para utilizar este tipo de herramientas.
Creo que a los planes de pensiones privados se le ha da de dar un valor añadido ajeno al propio incentivo fiscal en forma de rentabilidad, transparencia y gestión adecuada de los riesgos. A corto plazo, el impacto será significativo, pero creo que habría que reorientar el foco al medio y largo plazo y pensar que modelo queremos y como hemos de conseguirlo.
Por otro lado, hay que destacar que estamos ante un sector en constante mutación y es precisamente ese carácter dinámico el que le puede ser de mayor utilidad para adaptarse al escenario que se presente en la época post-covid.
Se avecinan otros retos derivados de la situación de la curva de tipos, como la búsqueda de rentabilidad en activos distintos a los tradicionales que van a suponer mayor carga de capital por un lado y necesidad de la mejora en la gestión del riesgo por otro; aquí la diversificación debería ocupar un lugar protagonista.
El proyecto del sandbox regulatorio y las soluciones insurtech puede fraguar un entorno muy positivo que haga que las entidades conozcan mejor al cliente y como consecuencia puedan adaptarse mejor a sus necesidades. La ciberseguridad, el auge de los ciberriesgos y cómo enfrentarlos también pueden suponer uno de los principales riesgos u oportunidades que se avecinen en el corto plazo y aquí la utilización de las IT juegan un rol fundamental.
En definitiva, creo que, pese a que pueda ser uno de los años más complicados en términos de cifras de negocio y resultados, esperamos que a partir de 2021 ese carácter camaleónico del sector de los seguros haga posible una materialización de la mejora incluso antes de lo esperado revirtiendo así la tendencia.
El autor, profesor del CEF.- Centro de Estudios Financieros, prepara a sus alumnos en las Oposiciones a Inspectores de Seguros del Estado.