La entrevista de trabajo no es una cita social: es una oportunidad de futuro
Muchas personas están en búsqueda activa de empleo, en ocasiones más tiempo del deseado, con el fin de incorporarse, o reincorporarse al mercado laboral. Afectados por la crisis derivada de la pandemia del coronavirus, una clave para encontrar un empleo en este complicado momento es celebrar una adecuada y fructífera entrevista de trabajo. El Grupo CEF.- UDIMA ofrece algunos consejos prácticos para que ese encuentro con el potencial empleador sea el que uno espera.
Por Alberto Orellana
Una de las funciones del Departamento de Bolsa de Trabajo y Emprendedores del Grupo Educativo es orientar a nivel laboral a sus alumnos. Entre otras, esa labor incluye la revisión de currículums y la preparación de entrevistas, para evitar errores habituales y aumentar las opciones de lograr el puesto deseado. Durante muchos años, Lorena Cervantes ha prestado ayuda y orientación a los alumnos de la institución académica.
Su primer consejo ya derriba algunos mitos: no vale con ser nosotros mismos. "Las entrevistas hay que prepararlas", asegura. Si bien es cierto que se agradece cierta naturalidad, el demandante debe tener un pequeño guion mental que no tiene por qué ir en detrimento de esa frescura. Es decir, "podemos improvisar" en ciertos momentos, "pero sin desviarnos del tema", aclara Cervantes. Preparar la entrevista suele dar más "seguridad". Además, permite "destacar nuestros puntos fuertes".
Una conversación sobre tu vida
En definitiva, se trata de saber todo lo posible sobre la vida del candidato en unos 30 minutos. Por tanto, para "ver si encajas" en el puesto es muy posible que hables de cualquier aspecto de tu vida, no sólo a nivel profesional. El entrevistador quiere identificar tus competencias y habilidades, por lo que te preguntará no sólo por el currículum, sino también por tus "experiencias formativas e incluso personales".
Por mucho que sepas de qué quieres hablar, conviene prepararlo, para que el discurso sea coherente en todo momento. Además, hay que tener en cuenta que los nervios acaban aflorando, incluso en candidatos con mucha experiencia. "Es como una presentación de un proyecto ante el jefe", compara Cervantes: "Aunque te lo sepas, lo preparas".
Y aunque los entrevistadores son conscientes del trance por el que se pasa, "prepararse, respirar hondo y dormir bien la noche anterior" son pautas muy útiles para combatir esos nervios. Puede ayudar a ir a la entrevista "con más confianza". También es importante aceptar las debilidades de uno y encararlas con "honestidad".
Habrá momentos en que salgan a relucir esos 'defectos', pero no es buena idea negarlos o soslayarlos. Porque esto puede hacer "que el reclutador ponga en duda determinados aspectos", advierte Cervantes. "Lo que necesita saber es que, aun teniendo esa debilidad, el candidato es capaz de poner una solución y superarla".
Cosas que mejorar
Para atravesar estos pequeños obstáculos el candidato debe analizarse a sí mismo. Y, si ha de exteriorizar algún defecto, lo ideal es que busque aquellos que no afecten directamente a la tarea que aspira desempeñar. El error más habitual es "no conocer la empresa o el puesto" al que se presenta. Esto hará que el reclutador se plantee "el interés real del candidato".
Otro error muy común que destaca Cervantes es no hacer preguntas en la entrevista, lo que también muestra desinterés por parte del candidato. También hay que tener cuidado con relajarse a medida que avanza la charla, llegando a olvidarse de que no están evaluando. "Demasiada confianza puede llevarte a ser arrogante", señala.
El primer escollo que se evita si se prepara la entrevista es divagar o dudar en las respuestas que uno da. Respuestas claras y concisas, sin excederse con detalles que no interesan o convienen. Ha de desterrarse el reconocer debilidades estandarizadas como 'ser perfecto' y cosas similares. Por supuesto el candidato tiene que conocer bien su propio currículum. Y cuidado con aplicar a varios puestos a la vez, pues ante la clásica pregunta de "dónde te verás en cinco años", se puede dar una respuesta que no va en la misma dirección que el puesto.
La primera imagen
La ropa que el candidato lleva debe acomodarse a lo que uno es y cómo se siente, la empresa en la que quiere trabajar y el puesto concreto al que aspira. "El atuendo perfecto no existe", recuerda Cervantes, y dependerá de cada puesto y organización. No obstante, sí hay "normas básicas" que se deben acatar: la vestimenta y la higiene dicen mucho de una persona.
Tanto para ropa como para maquillaje, la coordinadora apuesta por "colores neutros" y revisar que las prendas estén en buen estado. Hay que estar cómodo pero "transmitir profesionalidad", por lo que recomienda "evitar aperturas pronunciadas o ropa demasiado corta". Y mejor "no excederse en adornos: menos es más".
Por último, ofrece algunos consejos personales que hacen referencia al propio CV (tenerlo bien estructurado y actualizado), o el interés que muestra el candidato "antes, durante y después de la entrevista". Buscar información sobre la empresa, el reclutador (si es posible saberlo), el director del departamento, etcétera... También cosas útiles como conocer la ruta al lugar del encuentro, para llegar al menos con 5 minutos de margen. También silenciar el móvil y no jugar con él mientras se espera al reclutador.