Ángela de las Heras subraya que la oposición es un derecho constitucional en el que priman los principios de mérito y equidad
Ángela de las Heras
Si hay algo que rodea a las oposiciones a puestos públicos son muchas informaciones y testimonios cruzados. Muchos años de estudio, horas infinitas alejados de la sociedad, otros que aprueban rápido por sus contactos e influencias. Pero, realmente, ¿qué implica opositar? ¿Preparador o academia? ¿Qué ocurre si al final no apruebo?
Por Alberto Orellana
Con la intención de resolver estas y otras dudas sobre si es un buen momento para opositar la coordinadora de Oposiciones del CEF.-, Ángela de las Heras participó este viernes en el Legal Millennials: Retos post-Covid para jóvenes juristas. Junto a Ángela de las Heras estuvieron compartiendo sus experiencias Carlos Viader, Teresa Puchol, Luisa María Gómez e Ignacio R. Tucho.
Todos relacionados con el mundo opositor (la mayoría ejerciendo), trataron de concretar los aspectos esenciales a tener en cuenta a la hora de embarcarse en esta vía profesional. El debate, organizado en videoconferencia, fue moderado por la también opositora Escarlata Gutiérrez.
Información y honestidad
La coordinadora de Oposiciones del CEF.- Centro de Estudios Financieros, Ángela de las Heras, destacó que la oposición es un derecho constitucional de todos, y que aquí priman principios de mérito y equidad. "Muchas veces creemos que opositar sólo es para unos pocos. Hay que desterrar esta idea", comentó. En su opinión, para aprobar importa tener "constancia, disciplina y organización". Y, sobre todo, "informarse" antes de tomar la decisión, principalmente porque no todas las oposiciones, incluso de la misma rama, tienen los mismos programas, señaló.
Además, De las Heras aprovechó para comentar que es importante ver los "ratios de plazas" de cada una (si hay 20 plazas y 500 instancias, eso hay que saberlo). Así como la periodicidad, el tiempo y el dinero que estamos dispuestos a invertir, como ampliaron después los intervinientes en el debate. Lo que sí afirmó como algo rotundamente seguro es que los opositores son "grandes especialistas" con "gran capacidad de trabajo y habilidades para moverse en la vida" que otros entornos profesionales "no ofrecen".
Para Carlos Viader, magistrado en el Juzgado de lo Penal Nº 1 de Melilla, la información es esencial. "Yo acudí al CEF.- para orientarme en temarios, convocatorias, etc. Y hay que conocer las habilidades que cada prueba requiere", apuntó. Unas son más memorísticas y jurídicas; otras más matemáticas y estadísticas. Aunque también aclaró que hay factores de "tiempo" y "suerte", que en su caso influyeron, Viader recomendó ignorar los "bulos" y "plazos". "Aprobar judicatura en seis meses es físicamente imposible" por los propios exámenes, subrayó.
"No hagáis caso de comentarios excesivamente positivos o negativos", aseguró. "Puede aprobar cualquiera; las oposiciones en España son transparentes". Animó a ponerse a ello sin pensar en un plazo mínimo fijo. "Pensar que la siguiente convocatoria es la vuestra, u os relajaréis y no tendréis esa tensión para estudiar y aprobar", dijo. Además, recordó que la vida de opositor "es muy dura" y para sobrellevarla la meta debe ser lo suficientemente motivadora. Por ello, una vez metidos, la "honestidad con uno mismo" es clave: "Sólo tú sabes el tiempo que le has dedicado".
Costes económicos y psicológicos
Comenzar una oposición siempre es una incertidumbre, señaló Teresa Puchol, magistrada a cargo de un juzgado mixto en Aragón. Y es que sabes cuándo empiezas pero no cuándo terminas. Según dijo, importa bastante el contexto inicial y las personas con las que convives, pues pasarán a compartir la experiencia de vivir con el opositor. El "tema patrimonial" siempre surge en las familias, y puede afectar psicológicamente al estudiante al verse como "una carga" para los demás, explicó.
Puchol quiso dejar claro que opositar también es una inversión, que además de obligar a compatibilizar la vida cotidiana con un alto nivel de estudio, requiere costos a lo largo de todo el proceso. Desde el preparador o academia, hasta incluso después de aprobar: en la escuela judicial (en su caso). "Lo difícil es mantener la situación económica inalterada durante toda la oposición", reconoció. Es más, hacerlo fuera de la ciudad de residencia aumenta el coste. "Es una inversión que hay que valorar muy bien", avisó.
La vida: aprobados o no
Una vez aprobada la oposición ¿cómo es la profesión de, por ejemplo, juez? Luisa María Gómez trató de responder a esta pregunta, aunque avanzó que tenía un sesgo importante: aprobé lo que quería y he sido muy feliz y defiendo por ello mi oposición", además, como ascensor social, expresó. La presidenta de la Sala de los Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha no eludió las "dificultades" que tiene la oposición de judicatura (jueces y fiscales).
"Esto te cambia la vida", espetó. Dicen que ser jurista implica una vida monótona y burocrática: "Es todo mentira", atajó Gómez. Entras en un puesto con rol destacado y tratas con personalidades políticas y otras como las Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero, incluso con las dificultades que contraes, la profesión enriquece mucho porque te enfrentas "a la complejidad profesional y personal" de las situaciones que abordas. "Exige lo mejor de ti" y si te gusta ampliar tu actividad profesional tienes la vía académica e investigadora. "Un mundo paralelo que se enriquece con el sector judicial", sentenció.
Y, si no apruebas, tampoco hay tanta diferencia. Así lo experimentó Ignacio R. Tucho, consultor en marketing jurídico. Tuvo que tomar la decisión "más difícil del opositor", coincidió Ángela de las Heras: dejarlo. Tucho amplió la misma idea que Gómez: "Opositar te cambia la vida hayas aprobado o no". Una opción que siempre debe estar ahí, aunque nos mentalicemos en aprobar. Y cuando afrontas el momento de la verdad, tras varios años, y te planteas dejarlo, hay que ser "honesto" nuevamente, defendió.
"Piensas en la inversión, que dominas en temario…", pero igual que hay pensar en otra cosa. Porque, como él mismo dijo: "Tomar decisiones futuras en base a inversiones pasadas no es la mejor opción". Si lo dejas pasas a una etapa de "desbloqueo", más larga de alcanzar para algunos que para otros. Pero lo que viene después no dista mucho del que obtiene la plaza, según Tucho, ya que toca "seguir estudiando". "Creé una consultora y me reinventé, como tendrán que hacer todos, aprueben o no".