No es digitalización… ¡es la guerra!

Vie, 17/04/2020

digitalización

Y aunque en el campo de batalla se han producido algunos de los avances más significativos para la historia de la humanidad, no podemos decir que este periodo forme parte de alguna de las etapas del proceso de transformación digital de las organizaciones. Eso sí, ayudará a acelerar… ¡y mucho! 

Por Josep Miracle, profesor Comunicación Interna en el Máster de RRHH desde CEF.- Barcelona

Por otro lado, algo que sí podemos decir que hemos aprendido de esta situación excepcional que ha traído consigo la pandemia provocada por el COVID-19 en nuestro país y en el mundo, es que las empresas son las personas que forman parte de ellas. Menuda perogrullada estarás pensando al leer estas líneas. ¡No te quito la razón! Parece algo obvio, ¿verdad?

Pero… ¿por qué digo esto? Me explico. ¿A qué te suena la siguiente frase?: ¡La tecnología nos quitará el trabajo! o esta otra: ¡Las máquinas y los robots van a acabar sustituyéndonos a todos! Nada más lejos de la realidad. Hoy, “gracias” al coronavirus, estamos en disposición de asegurar que la tecnología ha venido a este mundo para ayudarnos a seguir desarrollando nuestro trabajo a pesar de que las condiciones laborales hayan cambiado, y mucho.

La digitalización nos ha permitido seguir estando presentes a pesar de estar muy lejos de nuestros contactos profesionales. Curiosamente, podemos seguir conectados a pesar de que las empresas españolas no van a la vanguardia de la transformación digital en el mundo. El 5º estudio sobre transformación digital en España, elaborado por la consultora Íncipy, nos deja un dato arrollador. Si bien es cierto que el 80% de las empresas españolas están en pleno proceso de transformación digital, también es cierto que solamente un 30% tiene una hoja de ruta clara y definida.

Aquí es donde la perogrullada inicial adquiere una nueva dimensión y es que gracias a la tecnología y a nuestras capacidades digitales individuales, los profesionales que estamos manteniendo la actividad en este periodo tan excepcional, hemos podido complementar aquellos espacios a los que no han podido llegar nuestras organizaciones. No se trata tanto de poner un montón de herramientas a disposición de los empleados, se trata de saber conectarlas para sacarles el máximo rendimiento.

Y en este aspecto me atrevo a decir que estamos dando el do de pecho. ¿Cómo lo estamos haciendo? Haciendo que la división entre lo personal y lo profesional sea cada vez más difusa. Son momentos para dar un paso adelante y demostrar nuestro liderazgo individual, también en lo digital. Cualquier solución es buena si nos lleva a lograr alcanzar el objetivo deseado. Aplicaciones digitales de carácter personal y profesional se entremezclan con el objetivo de propiciar una mejor comunicación entre personas, compartir documentos, favorecer el trabajo colaborativo, realizar el seguimiento de un proyecto o, simplemente, tomar un café virtual con los compañeros. Gracias a que hemos entrenado nuestras capacidades digitales en lo personal, hemos sabido trasladarlo rápidamente a nuestro entorno profesional. ¡Y ha funcionado!

Es por este motivo que… ¡Es momento de derribar muros! También “gracias” al COVID-19 y a nosotros, los profesionales que hemos sabido adaptarnos rápidamente a este nuevo contexto y a la tecnología a la que hemos sido capaces de dar un rol facilitador, estamos más cerca de creer en el teletrabajo como una opción más para desarrollar nuestra labor profesional.

La excepcionalidad del periodo actual ha sido el auténtico disruptor de lo que los expertos en ciencia del trabajo llaman ways of working. Y vaya por delante una cosa: ¡Esto no es teletrabajo, es la guerra! Pero, como decíamos al principio, también de las situaciones más convulsas aparecen nuevas oportunidades de desarrollo para la humanidad. Unas oportunidades que resumo en los siguientes pilares:

    1. Empleado en el centro o Employee centricity: El camino ha sido desvelado, la hoja de ruta trazada y el objetivo puesto a nuestro alcance. Hoy más que nunca estamos en disposición de afirmar que posicionar al empleado en el centro de todas nuestras decisiones es una estrategia que nos ayuda a desarrollar nuestros proyectos y negocios. Pensar en sus necesidades nos permitirá recibir, como contrapartida, su compromiso y lealtad al proyecto empresarial. Cuando se trata de transformación digital, lo mismo. Analicemos la solución óptima para nuestra organización desde el prisma de la satisfacción de necesidades de nuestros profesionales, no desde el presupuesto disponible para la compra de licencias de un determinado producto. El resultado puede ser muy diferente dependiendo del enfoque que le demos. Por esto decimos que este plan no se traza en la soledad de un despacho de dirección. Este plan es un proceso transversal, colaborativo e inteligente que aprende gracias a la iteración del proyecto con públicos diferentes.
    2. Experiencia de empleado o Employee experience: si hemos comprobado que desde casa podemos desplazarnos a cualquier parte del mundo, compartir documentos con otros profesionales, participar en foros corporativos gracias a los canales de comunicación a distancia y cerrar acuerdos comerciales, ir a la oficina debe convertirse en una experiencia que vaya más allá de lo descrito anteriormente. Una experiencia que fomente el desarrollo personal y profesional, que permita compartir best practices con otros profesionales de la empresa y del sector, que facilite el aprendizaje de nuevas herramientas y habilidades que nos permitan ser más eficientes en nuestra labor profesional.
    3. Empoderamiento o empowerment del empleado a cualquier nivel: Es importante que los empleados sientan que son líderes en todos y cada uno de los proyectos en los que participan. Si nuestra organización les tiene en cuenta para la toma de decisiones (employee centricity) y sienten que su relación con la organización va más allá del trabajo que desempeñan durante su jornada laboral (employee experience), tendremos a profesionales capaces de liderar la transformación digital desde sus parcelas de responsabilidad.
    4. Glocal más que nunca. Visión global pero desde cualquier sitio. No es necesario una estructura física muy costosa para que un profesional empiece a funcionar. Las organizaciones, de cualquier tamaño, deben plantearse qué tanto por ciento van a invertir en superficie destinada a albergar a sus profesionales. “Gracias” al COVID-19, hemos aprendido que si dispones de una habitación, ya tienes una oficina. Por otro lado, en lo que se refiere a los viajes de negocios, desde hace poco más de 30 días nos estamos desplazando a diferentes lugares de nuestro país y del mundo desde una silla ubicada en alguna de las partes de nuestra casa. ¿Será necesario reemprender tantos viajes para visitar a tantos clientes y proveedores o, por el contrario, lograremos implementar una política de viajes basada en la necesidad real del desplazamiento? Durante estos días lo estamos entrenando.
    5. Dirección involucrada: Si bien es cierto que el proceso de transformación digital es transversal, también es cierto que la dirección de la organización debe ser el sponsor más potente del proyecto. Capaz de alinear y aportar una dirección en beneficio del objetivo a alcanzar. A partir de aquí, el cascadeo a todas y cada una de las personas de la organización debe ser un proceso que permita trasladar la nueva cultura de manera homogénea y uniforme.
    6. Cultura Digital: En un artículo anterior para este medio, decía que la transformación digital no es una moda con la que ocupar el tiempo de algunos profesionales, la transformación digital debe formar parte de la cultura de la organización, debe impregnar todas sus capas y cambiar el mindset de los equipos. Para hacerlo efectivo, todo lo anteriormente descrito debe ayudarnos a completar la nueva cultura digital de la organización. Según mi punto de vista estos son algunos de los conceptos y valores sobre los que debería pivotar la nueva cultura establecida en la organización.

a) Personas por encima de todo.

b) Alineamiento.

c) Agilidad.

d) Trabajo en Equipo.

e) Transversalidad.

f) Compartición de conocimiento.

g) Sinergias.

h) Eficiencia.

i) Flexibilidad.

j) Autonomía.

k) Liderazgo.

l) Toma de decisiones.

m) …

Quizás no los podremos incluir todos en la confección de nuestra estrategia digital corporativa, quizás algunos encajen mejor que otros, quizás la idiosincrasia de nuestro negocio o de nuestro equipo no nos permita el uso de alguno de los conceptos o valores. De todos modos, debemos pensar en ellos como una posibilidad para dotar de contenido a un proceso que es mucho más que esto. La digitalización es cultura empresarial y debe ayudarnos a cambiar el mindset de nuestra organización hacia conceptos como los anteriormente descritos. ¿Cuáles añadirías tú? Ah! No olvides incluir en este proceso a tus empleados. Ellos te ayudarán a diseñar un plan activable.

Por último, me gustaría conocer cuáles son los aprendizajes que has obtenido, en materia de digitalización, home office y ways of working, durante esta situación excepcional provocada por el COVID-19. Y recuerda: esto no es transformación digital en sí mismo, ¡esto es la guerra!