Pocas certezas y grandes incógnitas abren el decisivo periodo de transitoriedad del Brexit
El 31 de enero se hizo oficial: Reino Unido ha salido de la Unión Europea (UE), tres años y dos primeros ministros después del sí en el referéndum organizado por David Cameron. Ha sido un proceso arduo y que abre unos cuantos interrogantes sobre el futuro de la Unión. ¿Habrá tratado de libre comercio? ¿Qué pasará con los aranceles aduaneros? ¿Qué papel jugará Estados Unidos como posible aliado británico? Diversos expertos trataron de abordar este martes 11 de febrero algunas estas incógnitas en la sede del Grupo CEF.- Centro de Estudios Financieros y la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA.
Texto y fotos: Alberto Orellana
En un contexto global en el que las grandes potencias europeas "han perdido poder", la UE parece ser no obstante "la única opción para ocupar un lugar de peso" internacional. Así lo entiende Santiago Hernández, jefe de estudios del área de Dirección de Empresas del CEF.-. Eso sí, también se han producido ciertas desafecciones europeas e internacionales. Por tanto, es importante entender qué es, ha sido y será la unión para entender y gestionar el Brexit. "La UE es probablemente el único camino posible como actor internacional relevante, pero hay que adoquinarlo. Algo habremos hecho mal", comentó Hernández.
"Quizás ha faltado comunicación entre el proyecto común y los diferentes proyectos nacionales", señaló Esther López, Doctora en Derecho Internacional Público y especialista en Unión Europea. Pese a ser "firme defensora de la unión", López Barrero aclaró que el problema ha sido "interno". El Brexit sería el paradigma de esos problemas internos de encaje nacional, según expuso. Para Juan Fernando Robles, empresario y miembro del consejo editorial de El Economista, Reino Unido se ha ido "por varias razones".
Entre ellas el "muy deficitario" saldo comercial que tienen con la UE. Por eso quizás busquen mejorar su posición respecto al bloque europeo a través de acuerdos con terceros países. También por razones legislativas, pues han perdido ventajas con una regulación que, alegan, les asfixia, según comentó el también profesor del Máster Universitario en Banca y Asesoría Financiera de UDIMA. El Brexit ha sido, en el fondo, un "proceso natural" del pensamiento británico, que "siempre tuvo un pie fuera de la UE", zanjó.
Antonio Miguel Carmona, Doctor en Ciencias Económicas, recordó que desde su entrada en la Unión Europea en 1973, Reino Unido “nunca quiso una comunidad económica”. Lo que querían era “la unión aduanera” que ya lograron en 1968. Hoy, casi 40 años después se abre un periodo de transitoriedad en el que han de pulirse las aristas, la verdadera salida. Tienen hasta final de año, aunque el propio acuerdo reconoce que se puede ampliar hasta tres más en función de las negociaciones, matizó López Barrero.
Tras esta fase, ¿qué pasará, por ejemplo, con el arancel aduanero? Pues que habrá que adecuarse a "nuevas formalidades" aduaneras (sanidad, seguridad...), respondió Francisco Alcázar, experto en fiscalidad. Respecto a sí habrá tratado de libre comercio, y de qué tipo en tal caso, Carmona apostó por la vía noruega: "Implica llegar a acuerdos generales y soluciona el problema de Irlanda, aunque Merkel se opone". Se trata de crear no una unión aduanera, sino un área de libre comercio en la que al menos puedan circular bienes y servicios con libertad.
También "es probable que limiten el traslado de personas", indicó López, pero de momento no necesitaremos pasaporte, aclaró. Y lo mismo pasará, por ejemplo, con el rooming telefónico o la tarjeta sanitaria. De momento no se verán afectados, pero todo depende de cómo se desarrollen los acuerdos, insistió la especialista. Por tanto, no podemos descartar que tengamos que pagar a las operadoras "lo que hace dos días", y recomendó con cierto humor "no ponerse malos" en el país británico.
Otro de los grandes temas a configurar será la relación entre Reino Unido y Trump. Los expertos no descartan que se acerquen a la Commonwealth para defender sus intereses. O convertirlo incluso en su principal aliado con una fiscalidad cercana al estilo irlandés. "Nada lo va a impedir", valoró Alcázar. Intentarán mejorar su situación exportadora con otros países para compensar ese déficit que tiene con Bruselas. Es "lógico" que vean a EE.UU como un aliado. Lo que será clave, y habrá que investigar adecuadamente, serán los intentos ingleses de "reimportar" en la UE a través de los americanos, destacó Robles.
A nivel fiscal, Alcázar avanzó que en las importaciones "se devengará el IVA", y que "dependiendo de cómo queden los acuerdos aumentará o no la base imponible". También resaltó el elemento clave de los "protocolos de origen" sobre insumos ingleses. Hasta ahora, muchos de estos componentes eran automáticamente comunitarios, pero quizás dejen de serlo, desgranó. ¿Habrá un aumento de las cargas impositivas para compensar la salida de semejante potencia? "Cargas indirectas, dependerá del acuerdo. Cargas administrativas sí", defendió el experto.
A nivel laboral y empresarial, el país británico y su capital seguirán siendo un polo de atracción. Puede que sea "hasta positivo" por verse como más único, según Robles. Los trabajadores más cualificados no tendrán problemas, pero los menos cualificados tendrán que vérselas con la normativa que planteen los ingleses. Los autónomos "también", aportó López. "Todo lo que no se pueda fijar en un acuerdo implicará una pérdida de derechos (pensiones, jubilaciones…)". Aunque esa parte de momento "la han obviado", dijo, con lo que nos queda ver qué ocurre.
Por sectores, España tendrá especial problema con el de la pesca, donde, sin embargo, somos de los pocos "que pueden dar lecciones", según Carmona. Nuestros pescadores tendrán problemas en el Atlántico Norte, como con Canadá. El Brexit nos aboca a una relación en pesca con Reino Unido "parecida a la de Marruecos, con tratado tras tratado, o Mozambique…", vaticinó. Los británicos nos van a hacer revisar "anualmente" los tratados de pesca de nuestras pesquerías en el norte. ¿Por qué? Porque "Bruselas no sabe de pesca", y nos hará negociar con los ingleses.
En definitiva, el sector empresarial deberá estar "preocupado y ocupado". Sobre todo el agroalimentario. Es decir, los vecinos seguirán queriendo tomar tomate, pero ahora valorarán muchas más opciones que les interesen, argumentó Robles. Determinados productos podrán tener una competencia exterior "más grande", afirmó. Pero "todo dependerá del productor español y su capacidad de competitividad".