Aprendiendo a autoorganizarse en el estudio, claves para un futuro exitoso
En la vida diaria, hay que organizarse. No sólo a nivel profesional, incluyendo los estudios, estableciendo algunas pautas para poder sacar adelante un proyecto o llevar a cabo la tarea asignada por el jefe, sino que también, en la vida personal, es muy importante.
Por Ana Lacasa
Para poder hacerlo, hay que sacar todas las herramientas que se tienen para poder autoorganizarse, saber cómo administrar el tiempo de que se dispone, establecer las metas claras y las prioridades adecuadas y así mantener un equilibrio entre nuestras responsabilidades y lo que tenemos que hacer. Y claro que se puede hacer, pero organizando esa autoorganización para así poder enfrentarse a todos los desafíos del camino.
Sobre todo, este afán necesario por la autoorganización, que no es sino poner orden en el día a día de uno, es notablemente más importante si se trata de aquellos que, además de estudiar, trabajan, de modo que parcelar las horas que tiene el día, incluyendo el tiempo de descanso, se hace necesario, cuando no obligatorio.
En primer lugar, es esencial comprender que la autoorganización implica la creación de estructuras y procesos que nos permiten gestionar las actividades diarias de manera eficiente. Una estrategia efectiva es la utilización de herramientas y técnicas de gestión del tiempo, como la técnica Pomodoro, que consiste en dividir el trabajo en intervalos de tiempo cortos y enfocados, seguidos de breves descansos. Esta técnica promueve la concentración y evita la procrastinación, lo que permite aprovechar al máximo el tiempo.
Además de las herramientas, es crucial establecer metas claras y realistas. La técnica SMART (Specific, Measurable, Achievable, Relevant, Time-bound) ayuda a definir objetivos concretos y alcanzables. Por ejemplo, si se desea mejorar la capacidad de autoorganización, podríamos establecer una meta específica, como "dedicar al menos 30 minutos al día para planificar y organizar mi agenda". Al hacerlo, se está definiendo una tarea mensurable y relevante, con un límite de tiempo definido, lo que permite evaluar el progreso y adaptar nuestras estrategias en consecuencia. Hay muchos que, poder llevar a cabo esta parte, utilizan el bullet journal, una herramienta muy interesante para poder organizarse y saber cómo se están cumpliendo los objetivos, tanto diarios, como mensuales o incluso anuales.
Otro aspecto fundamental para mejorar la autoorganización es la gestión eficiente de las prioridades. Es importante aprender a distinguir entre tareas urgentes y tareas importantes. Para ello, podemos utilizar la matriz de Eisenhower, que divide las tareas en cuatro categorías: importantes y urgentes, importantes, pero no urgentes, urgentes, pero no importantes, y ni importantes ni urgentes. Al priorizar nuestras actividades de acuerdo con esta matriz, se puede asignar adecuadamente el tiempo y energía a las tareas que realmente requieren atención inmediata, evitando así el estrés y la sensación de estar constantemente en "modo de emergencia".
En relación con el impacto de mejorar la capacidad de autoorganización en el futuro, los beneficios son significativos tanto a nivel profesional como personal. En el ámbito profesional, una persona que posee una sólida habilidad de autoorganización es capaz de cumplir plazos, gestionar proyectos de manera eficiente y mantenerse enfocada en las tareas prioritarias. Esto se traduce en un aumento de la productividad y la calidad del trabajo, así como en la reducción del estrés y la posibilidad de asumir mayores responsabilidades. Además, la autoorganización facilita el desarrollo de habilidades de liderazgo, ya que un líder eficaz debe ser capaz de coordinar y gestionar tanto su propio trabajo como el de su equipo.
La autoorganización también tiene ventajas a nivel personal, ya que puede ayudar a equilibrar las responsabilidades y metas personales. Asimismo, permite encontrar tiempo para actividades que brindan satisfacción y bienestar, como el ejercicio físico, la lectura o el tiempo de calidad con nuestros seres queridos. Al poder gestionar eficientemente nuestro tiempo, se evita la sensación de estar abrumados por las múltiples demandas de nuestra vida diaria y podemos dedicar tiempo a lo que realmente nos importa.
Además, la autoorganización permite ser más resilientes frente a los desafíos que puedan surgir en el futuro. Al tener una estructura y un plan establecido, se es más capaz de adaptarse rápidamente a los cambios y reorganizar prioridades según sea necesario. Esto ayuda a mantener la calma en situaciones de presión y a encontrar soluciones efectivas ante obstáculos o imprevistos.
Un ejemplo práctico de cómo mejorar la capacidad de autoorganización es establecer una rutina diaria. Al tener un horario preestablecido para realizar tareas específicas, como levantarse temprano, hacer ejercicio, trabajar en proyectos importantes y dedicar tiempo al ocio, se crea una estructura que ayuda a ser más eficientes y a aprovechar al máximo nuestro tiempo.
Otro ejemplo es utilizar herramientas tecnológicas para la organización personal, como aplicaciones de gestión de tareas y calendarios digitales. Estas herramientas permiten tener un registro claro de las tareas y compromisos que se tienen, establecer recordatorios y programar reuniones y eventos importantes. Al utilizar estas herramientas de manera efectiva, podemos optimizar nuestra productividad y evitar olvidos o retrasos en nuestras actividades.