Opositar no es sólo estudiar: decálogo del CEF.- para conseguir la plaza
Opositar no es sólo estudiar. Después de superar la educación superior, esta vía no sólo exige un máximo nivel de estudio, sino tener en cuenta otros aspectos personales. No son cosas banales, pues hablamos de la decisión, el verdadero deseo de ejercer de funcionario público. Y también de las implicaciones emocionales que conlleva preparar una oposición.
Redacción CEF.- Media
Quizás no se tenga en cuenta antes de empezar, y por eso es importante que el opositor sea consciente de que inicia un proceso que implica renunciar a muchas cosas a cambio de pelear por la plaza. Hay que saber a lo que se enfrenta, y con qué cuenta para superarlo.
Como referente en España en la preparación de Oposiciones a las Administraciones Públicas, el CEF.- Centro de Estudios Financieros ha elaborado un Decálogo para superar una Oposición con éxito. La coordinadora general del Área de Oposiciones del CEF.-, Ángela de las Heras, recuerda que los candidatos “deben estar dispuestos a renunciar a determinadas actividades y demostrar una férrea disciplina, una enorme constancia y, desde luego, una gran capacidad de trabajo y estudio que ellos mismos deben imponerse a diario”. El CEF.- propone en su Decálogo una serie de condiciones preliminares, necesarias para acometer la oposición, así como aspectos que el aspirante debería reunir:
- Perfil adecuado. El perfil del opositor debe estar relacionado con el programa de la Oposición en cuestión. Ya sea por sus estudios, por su experiencia laboral anterior o por sus intereses y preferencias personales. El candidato debe tener presente que el trabajo al que opta ha de gustarle, pues lo ejercerá muchos años. Averiguar del puesto elegido qué opciones tiene de promoción o desarrollo profesional también será interesante.
- Información. Seleccionar bien las fuentes siempre es importante, y más aún para escoger con buen criterio la Oposición. Es imprescindible contar con el BOE, las páginas web de los organismo convocantes o los centros preparadores de dichas oposiciones.
- Preparación. Las Oposiciones de los grupos A1 y A2 requieren mayor tiempo de preparación, entre dos y cuatro años, aunque también ofrecen mayores expectativas de éxito. Por lo general, las Oposiciones con programas con más duros son también aquellas que ofrecen mejores ratios de plazas convocadas por instancias presentadas. Todo ello sabiendo que opositar no permite tomarse a la ligera la prueba ni hacer experimentos. Presentarse ‘a ver qué pasa’ no es factible, esto es un todo o nada.
- Compatibilidad. Estudiar una oposición implica una dedicación alta, un nivel de compromiso elevado, lo que hace que sea incompatible con determinadas situaciones personales. Especialmente las oposiciones del grupo A1, que exigen dedicación completa, y no permiten compaginar su preparación con un trabajo u otras responsabilidades. El candidato tendrá que asegurarse de que puede destinar varios meses o años de su vida a una actividad no remunerada y que le ocupará la mayor parte de su rutina diaria.
- Planificación. El temario para cualquier puesto de la Administración Pública es denso. Se trabaja con datos, fechas y leyes, y memorizando muchos de sus conceptos. Por esta razón es preciso tener una organización y planificación de estudio adecuadas. El equilibrio entre tiempo, contenido y esfuerzo empleado será la clave.
- Disciplina. Sin disciplina el candidato está perdido. No podrá cumplir con su estrategia de estudio de forma regular, especialmente en los momentos de mayor abatimiento o cuando la voluntad flaquee. La disciplina crea el hábito de estudio que facilita el éxito. Opositar es un proceso largo, y la compensación se percibe muy lejos en el tiempo. Por eso es vital automotivarse y ser capaz de afrontar cualquier adversidad mediante una gestión eficaz de la frustración personal.
- Ilusión. No hay nada como el entusiasmo para iniciar la preparación de una Oposición. Eso sí, hay que tener cuidado de no caer en la hipermotivación y eludir grandes desilusiones si fallamos.
- Convocatorias. Muchas plazas no significan necesariamente mayores oportunidades de aprobar. Las convocatorias que destacan por sus cifras suelen atraer a un mayor número de aspirantes y, por tanto, conllevan mayor competencia. Tampoco son estables en el tiempo, por lo que lo más prudente es decantarse por cuerpos de los que haya un histórico de cierta regularidad.
- Destino y salario. El candidato que apruebe la Oposición puede tener que cambiar de residencia como nuevo funcionario, al menos en los primeros años. Por ello resultará útil averiguar dónde están esas plazas a las que optamos. También conviene conocer de antemano los niveles salariales en los que se mueve el cuerpo y plaza al que nos presentamos.
- Vocación de servicio. Lograr un empleo ‘para toda la vida’ es una aspiración legítima, pero el candidato no debe olvidar que un funcionario es, ante todo, un servidor público. Sin tener una clara vocación de servicio será muy difícil que pueda llegar a sentirse realizado y tener éxito en su futura profesión.
10+1. Apoyos. Los apoyos externos mejoran los resultados. El ánimo y las fuerzas aumentarán si se dispone de la colaboración de otras personas en momentos de necesidad. La familia, los amigos y acudir a un centro de preparación especializada contribuyen al éxito.