“A los jueces y fiscales todo les parece ingeniería financiera”
Foto de familia (Redacción: Ramón Oliver/Fotografías:Ramón Oliver/Joaquín Danvila)
El futuro de la profesión de la asesoría fiscal, bajo un prisma eminentemente de los abogados, fue objeto de debate en una mesa redonda que se celebró este martes en la sede madrileña del Centro de Estudios Financieros (CEF.-), con una conclusión destacada sobre las demás: “A los jueces y fiscales todo les parece ingeniería financiera”
La sede madrileña del Grupo CEF.- UDIMA acogió la mesa redonda ‘El Futuro del Asesor Fiscal’, en el que participaron representantes de algunas de las principales firmas de abogados en España, enmarcada dentro de los actos conmemorativos del 40 aniversario de la escuela de negocios y centro preparador de oposiciones.
José Antonio Sánchez, jefe de Estudios del CEF.-, calificó la actividad del asesor fiscal como una profesión “fantasma” porque “no está regulada en ningún sitio y no se exige ni una titulación ni una formación específica para practicarla”, recordó.
Una profesión que, sin embargo, exige una preparación constante, sometida a un alto grado de responsabilidad civil o incluso penal, pero que, a pesar de ello, es una de las profesiones más demandadas”.
Por su parte, Francisco Guío, socio director de Guío Abogados, reclamó más apoyo por parte del Colegio de Abogados. “Las cuestiones económicos administrativas están desamparadas por el Colegio de Abogados”. Guío aconsejó “desconfiar de los regalos de Hacienda” y lamentó que a la Administración Tributaria “no le interese llegar a acuerdos o que los inspectores consideren que la sanción debe ir como la sombra al cuerpo”.
Mabel Zapata, socia de Fiscal en Cremades & Calvo-Sotelo, hizo referencia a la dificultad que implica el desempeño de la profesión y garantizar seguridad jurídica al cliente. “Hace diez años nadie pasaba por el despacho de los asesores fiscales; ahora no se firma un papel sin el visto bueno de los fiscalistas, sobre todo porque estamos sometidos a una responsabilidad objetiva muy injusta”.
Sobre las relaciones con la Administración Tributaria, lamentó el trato que los asesores fiscales reciben de los inspectores. “Nos tienen que respetar porque nosotros no vamos por la vida intentando evadir impuestos. Si los inspectores de Hacienda pasaran dos meses en un despacho, cambarían esa visión”.
Para Luis Bravo, socio de Cuatrecasas Abogados, uno de los problemas de la profesión es su heterogeneidad. Bravo reclamó mayor apoyo del Colegio de Abogados en esta cuestión, así como en “una mayor sensibilización hacia los temas fiscalistas”.
Intervenir en los conflictos de interés entre las auditoras y los colegios de abogados fue otra de sus peticiones a la Institución. Y, en definitiva, que ejerza un mayor y mejor lobby en favor de los abogados fiscalistas. “En ninguna otra parcela del Derecho, los profesionales están tan sometidos al riesgo de acabar siendo imputados”.
El expresidente y socio en Baker & McKenzie y actual candidato a Decano del Colegio de Abogados de Madrid, José María Alonso, presentó las bases del modelo que Colegio profesional al que aspira su candidatura. “Nosotros queremos un Colegio de Abogados que se escriba con mayúsculas, que nuestra voz sea oída y respetada por las instituciones”.
En relación a la especialidad concreta del Derecho Tributario, recordó que la suya en la única candidatura que incluye en su programa la defensa de este colectivo. ”Tenemos que ser actores de verdad en la producción legislativa, lograr que el Colegio de Abogados hable a las autoridades fiscales de tú a tú y no en un plano de inferioridad”.