“Con la transformación digital de la banca, los usuarios se han convertido en los líderes tecnológicos, en jueces muy severos”
Según el III Barómetro de la Digitalización en España elaborado por EFPA, la digitalización está transformando radicalmente la inversión en España. Es evidente que la tecnología y la digitalización han transformado la forma de invertir y de relacionarse en el mundo de las finanzas.
Por ello, por ejemplo, los bancos más resilientes ante la pandemia serán aquellos que ya integraron la digitalización en sus diversos sistemas y procesos; estos cogerán ventaja respecto a su competencia. La pandemia no ha hecho más que acelerar esta digitalización en la forma de invertir y gestionar todos los elementos relacionados con el sector financiero, a todos los niveles.
En este contexto, los usuarios se han convertido en los líderes tecnológicos, en jueces muy severos que demandan y exigen cómo deben comportarse las empresas. En definitiva, son ellos los que están definiendo el modelo de interacción con sus proveedores.
Y el sector financiero no es ajeno a este cambio digital que se está produciendo, además, en una situación económica compleja, donde los tipos de interés están prácticamente a cero, con un alza de las comisiones, una redistribución de los activos y pasivos a nivel mundial. Esta situación ha obligado a las entidades financieras a tomar medidas normativo-regulatorias y supervisoras muy exigentes y costosas, pero que, sin duda, han sido necesarias para recuperar la credibilidad y confianza en el sistema.
Para acabar de completar el escenario cabe destacar la aparición de nuevos actores, muy cercanos a las nuevas tecnologías, que actúan en lo que se conoce como ‘shadow banking’ o banca en la sombra, quienes están aprovechando la presencia digital de los consumidores para captarlos, entrando en negocios de nicho: medios de pago, servicios de transferencias, etc.
Negocios no apalancados, que pueden llegar a significar el 8% del beneficio bruto de las entidades, y los clientes están respondiendo con el trasiego de unas entidades a otras, beneficiándose de ventajas competitivas de servicio y precio. Evidentemente, de momento el factor edad diferencia el target de los que más utilizan estos nuevos servicios.
En ocasiones me preguntan si el desarrollo de la digitalización democratizará la inversión y de qué modo. La digitalización del mundo financiero y de la economía en general nos da la posibilidad de acceder a una información financiera increíble que nos facilita la elección de dónde, cómo y con quién quiero invertir mis ahorros; esto lo democratiza todo y esto lo saben las entidades de inversión.
Por esta razón, nos bombardean con anuncios digitales, ofertas y emails resaltando elementos de información, de facilidad de acceso de información, de rapidez, etcétera, para que podamos discernir y cambiarnos de entidad a una más eficiente.
Con la exhaustiva información existente en las redes podemos recapacitar sobre dónde podemos invertir nuestros ahorros, en qué productos y en qué parte del mundo deseamos invertir. Esto ha democratizado totalmente la capacidad de los inversores para elegir, la facilidad de poder hacerlo y tener información instantánea de esta inversión. Ahora bien, lo más importante ahora es acertar.
¿Puede producirse un cataclismo entre las entidades financieras que no sigan las reglas crecientes de digitalización de sus servicios? Está claro los dinosaurios desaparecieron por no poderse adaptar. Por ello, aquellas entidades financieras o de inversión o se adaptan, se desarrollan y potencian su digitalización o serán absorbidas o en riesgo de desaparecer. No hay más elección que digitalizarse o digitalizarse para no desaparecer. Solo es cuestión de tiempo: tic, tac, tic, tac.