¿Recursos Humanos o inhumanos?
Conseguir que los recursos humanos de una empresa hagan de esta una organización rentable para sus propietarios es una de las finalidades de los departamentos de Recursos Humanos. Sin embargo hay 5 líneas rojas que no se deben cruzar en este camino, tal y como asegura José Ramón Fernández de la Cigoña, especialista administrativo y financiero y editor de los blogs del Centro de Estudios Financieros (CEF.-).
“Los derechos laborales de los trabajadores·”, explica, “se recogen principalmente en el Estatuto de los Trabajadores y en los convenios colectivos”, pero advierte que “no es extraño que en muchas ocasiones sean vulnerados o se apliquen malas prácticas en los departamentos de Recursos Humanos o por la dirección de la empresa, pensando que con estas acciones se incrementará la rentabilidad de la empresa, sin embargo en muchas ocasiones el efecto es el contrario”.
Así, las 5 líneas rojas que ningún departamento de RRHH debería traspasar son:
1.-Tratar a los trabajadores con consideración: Los trabajadores son personas a las que se debe tratar con el mismo respeto que el que le gustaría a uno recibir. La posición jerárquica faculta para dirigir y organizar el trabajo, no para denigrar, acosar, discriminar o faltar al respeto a los trabajadores. Todo el mundo puede cometer errores, y todos tienen derecho a ser tratados con respeto. No solo es una cuestión ética, también es una cuestión de productividad, ya que si un trabajador se equivoca o no consigue el rendimiento esperado y se le ayuda a conseguirlo se estará fidelizando al trabajador.
2.- No mentir a los trabajadores: Mentir a los trabajadores bajará la motivación de los empleados, que cuestionarán el liderazgo de la empresa y toda promesa formulada por la dirección.
3.- No discriminar a la plantilla: La desigualdad de género y salarial deberían erradicarse en los tiempos que corren. Discriminar a los trabajadores por razón de género o edad no hace otra cosa que impactar negativamente en la percepción que los empleados tienen de la empresa, además de generar problemas, desmotivación y malestar entre los perjudicados de la plantilla.
4.- Evitar que los empleados ‘calienten la silla’: En nuestro país el presentismo es un mal endémico, pero no va acompañado de productividad, ya que la productividad española es de las más bajas de los países desarrollados, a pesar de que se trabajan bastantes más horas que en países de nuestro entorno. Tener más horas a los trabajadores en el puesto de trabajo puede suponer que bajen su ritmo de trabajo, se consuma más electricidad y que estén más descontentos. La presión sobre los trabajadores debe ser la justa, pero los trabajadores deben de saber que han de acabar su trabajo en su jornada laboral. En algunos países de nuestro entorno estar más horas en el trabajo es percibido como falta de competencia para acabar el trabajo a tiempo.
5.- No ver el despido como un ‘ajuste de cuentas’: Un despido se pude asemejar al divorcio de un matrimonio, pero en el caso del despido por parte de la empresa es esta la que toma la iniciativa para finalizar una relación contractual. Este debiera ser un momento de reflexión, tanto para el trabajador como para los superiores de este, en el cual ambos analicen de una manera positiva qué ha fallado para mejorar, tanto la empresa como el trabajador. En ningún caso debe tratarse el despido como un ajuste de cuentas y soltar una retahíla de justificaciones.