Alumnos del Máster de Abogacía del Grupo CEF.- UDIMA visitan el ICAM y su biblioteca
Aprieta la fresca mañana, con f de febrero, en el número 9 de la calle Serrano de Madrid. En las puertas de la biblioteca del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) aguarda una nueva generación de abogados formados en el Grupo Educativo CEF.- UDIMA. En "un año y poco" acudirán aquí para colegiarse e iniciar su carrera en un sector tan "duro" como "apasionante", como les adelantan sus futuros compañeros.
Por Alberto Orellana
Acompañados por el profesor Fernando Rodríguez, los estudiantes del Máster Universitario en Práctica de la Abogacía volvieron a pasar, tras el parón pandémico, por una institución que nació como congregación religiosa y que este año cumple 427 primaveras de existencia. Técnicamente no es obligatorio colegiarse, comenta, pero al cursar un máster que está dirigido a ello, el docente espera que lo hagan.
"El que viene ya tiene una predisposición para colegiarse. Espero que estos jóvenes acaben en los tribunales, ojalá". Una tarea en concreto, trabajar para los tribunales, para la que sí es obligatorio estar colegiado, explica. Además el acceso al ICAM ofrece una serie de servicios y coberturas profesionales, que se complementan con el acceso a la biblioteca (bases de datos, repositorio institucional...). También jornadas sobre diversos temas, cursos de actualización y especialización.
Esta visita institucional, que surgió en parte por la iniciativa de Rodríguez y por el "proactivo" interés de los alumnos, comenzó con la visita a la biblioteca del ICAM. Un servicio al que, como estudiantes del máster, ya pueden acceder entregando un resguardo del certificado de matrícula del máster de abogacía.
220.000 referencias
El director de la Biblioteca y el Archivo Histórico del ICAM, José Mario Barabino, relató a los alumnos el recorrido histórico-religioso y de las figuras y decanos que han pasado por ellos. La biblioteca no tiene tantos años como el ICAM, pero por ella sí que han dejado su huella personajes y políticos de gran relevancia (magistrados, ministros, intelectuales, etc.). Una institución que se funda a mediados del siglo XIX gracias a Manuel Cortina y Arenzana, que además de ser decano del colegio durante más de 30 años, fue un político de corte liberal muy importante en la época, explicaba Barabino.
Ya entonces la biblioteca surgió con la firme intención de completar la formación del abogado. Una necesidad “continua” en su carrera, subraya Barabino, por todos los cambios legislativos (ahora y siempre) que rodean su trabajo. Cuando se puso en funcionamiento hace unos 170 años, la tecnología con la que esperaban ayudar al abogado en ejercicio eran los libros: concretamente se constituyó un catálogo de 2.261 ejemplares.
Hoy, esa tecnología "limpia" que dice Barabino, se ha disparado hasta llegar a las más de 220.000 referencias y los más de 120.000 volúmenes que recoge la biblioteca. Pero estamos en plena era digital, por lo que el ICAM no podía dejar a sus colegiados sin un registro electrónico (actualmente con más de 6.500 títulos) entre bases de datos jurídicas, legislación, jurisprudencia, formularios, revistas electrónicas...
Entre los servicios que ofrece están el fondo bibliográfico y documental, y otros servicios híbridos puramente jurídicos y documentales: registros históricos, gestión del conocimiento... y uno de los "archivos corporativos más ricos de España", abunda Barabino. "Está digitalizado en su mayoría, por lo que es una fuente de primera magnitud para los investigadores", recalca. Además, cuentan con servicios jurídicos para resolver dudas del día a día (registros, sentencias, escritos, formularios).
"Sed reflexivos"
El ICAM cuenta con esa capacidad de asesorar y respaldar tanto el quehacer diario como la protección y apoyo al derecho profesional del abogado. Dirigidos por Alberto Reventún, Responsable de AJA del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, los estudiantes conocieron también la sede más funcional del colegio (C/ Serrano 11) y el auditorio en el edificio más solemne de la biblioteca.
Allí conocieron las 47 secciones de formación y actualización en Derecho que ofrece el ICAM (nuevas tecnologías, ciberseguridad, animales, aeroespacial, abogados penalistas, de familia, de empresas, de igualdad, de extranjería, sucesiones...) y algunas claves más para adaptarse al camino que tienen por delante. Desde el Departamento de Atención al Colegiado les recordaron que están para ellos, y que muchas veces los miembros no usan los servicios del colegio porque "no se paran a investigar".
Pueden hacer las consultas a las áreas procesales directamente a los compañeros: “NO te van a decir nunca lo que tienes que hacer, pero sí que te van a ayudar”. Y ayuda es lo que intentaron brindarles tanto desde el área de Turno de Oficio como desde el ámbito deontológico. Dionisio Escuredo, responsable del área Ordenación de la práctica en el ICAM, fue quien aprovechó para dar uno de los consejos más claros a los futuros abogados.
Pensar. Ese fue su consejo. Ser "reflexivos" y usar el "razonamiento prudencial". "Pensad las cosas dos veces antes de mandar un email es fundamental", señaló Escuredo, porque "cuando le das al enter, si no habéis releído tres veces lo que habéis escrito, os podéis meter en un berenjenal de tres pares de narices”.
Como decía Escuredo, son cosas que muchas veces se hacen de forma "intuitiva", pero pueden llevar a suspensiones. "Debéis conocer vuestra normativa deontológica: os jugáis vuestro puesto de trabajo, vuestra economía y vuestra posibilidad de ejercer como abogado por incumplirla".
Turno de oficio
Por último, pero no por ello menos importante, la coordinadora del Turno de oficio. Un trabajo que no difiere en nada al del abogado particular, salvo por el hecho de defender a aquellas personas que carecen de recursos. Una tarea para abogados en ejercicio independiente que tiene además unos requisitos mínimos legales: tres años como abogado ejerciente, además de tener Grado, y otro extra del año pasado para los casos de violencia de género, maltrato infantil o delitos de trata. No pueden tener antecedentes.
Por otro lado, las juntas de los colegios pueden establecer requisitos adicionales. Y es que no es lo mismo volumen de letrados disponibles, el nivel de población a atender, nivel de litigiosidad de la zona o el ámbito más frecuente a tratar en dos ciudades como Melilla o Madrid, por ejemplo. En la capital están el Tribunal Supremo o la Audiencia Nacional, órganos únicos en todo el territorio que "demandan una cualificación y cursos específicos que debemos exigir a los profesionales que se van incorporando".
En cualquier caso, desde el departamento animaron a los alumnos a considerar este camino y afrontar con decisión su inminente etapa profesional. Comienzan una etapa de estudio "si cabe más intenso" que el vivido hasta ahora, pero es un trabajo "duro y apasionante". "Esto no son ciencias exactas: podemos convencer a alguien y conseguir una sentencia que diga que dos más dos son cuatro".